El proto-indoeuropeo (PIE) es un
proto-lenguaje que en la lingüística se considera el antecedente de
prácticamente todos los idiomas importantes que se hablan y se hablaron
en India, Europa y Asia Menor (sánscrito, griego, latín, sueco, inglés,
ladino y un interminable etcétera). De acuerdo con los especialistas, la
antigüedad del proto-indoeuropeo oscila entre 4 mil y 10 mil años.
Esta es la versión Schleicher de La oveja y los caballos (1868), con una traducción al español a continuación.
Avis akvāsas ka
Avis, jasmin varnā
na ā ast, dadarka akvams, tam, vāgham garum vaghantam, tam, bhāram
magham, tam, manum āku bharantam. Avis akvabhjams ā vavakat: kard
aghnutai mai vidanti manum akvams agantam. Akvāsas ā vavakant: krudhi
avai, kard aghnutai vividvant-svas: manus patis varnām avisāms karnauti
svabhjam gharmam vastram avibhjams ka varnā na asti. Tat kukruvants avis
agram ā bhugat.
La oveja y los caballos
[En una colina,]
una oveja que no tenía lana vio caballos, uno de ellos arrastraba una
pesada carreta, otro cargaba una gran carga y otro cabalgaba rápidamente
con un jinete. La oveja le dijo a los caballos: «Me duele el corazón
viendo un hombre manejando caballos». Los caballos dijeron: «Escucha,
oveja: nuestros corazones nos duelen cuando vemos esto: un hombre, el
amo, convierte la lana de una oveja en ropa abrigada para sí mismo. Y la
oveja no tiene lana». Al oír esto, la oveja huyó a la pradera.
Cabe mencionar que el texto de
Schleicher ha sido revisado en varias ocasiones desde que fue publicado,
la última en 2007, sobre todo en razón de los avances en las
investigaciones relacionadas con el PIE. Así, por ejemplo, la grafía con
que actualmente se maneja la fábula ha variado significativamente,
incorporando modificaciones a los signos que, desde un punto de vista
lingüístico, representan mejor al lenguaje. Aquí la última de esas
versiones:
Frederik Kortlandt (2007)
ʕʷeuis ʔkeuskʷe
ʕʷeuis iosmi ʕuelʔn
neʔst ʔekuns ʔe ‘dērkt, tom ‘gʷrʕeum uogom ugentm, tom m’geʕm borom, tom
dgmenm ʔoʔku brentm. ʔe uēukʷt ʕʷeuis ʔkumus: kʷntske ʔmoi kērt ʕnerm
ui’denti ʔekuns ʕ’gentm. ʔe ueukʷnt ʔkeus: kludi ʕʷuei, kʷntske nsmi
kērt ui’dntsu: ʕnēr potis ʕʷuiom ʕulʔenm subi gʷormom uestrom kʷrneuti,
ʕʷuimus kʷe ʕuelʔn neʔsti. To’d kekluus ʕʷeuis ʕe’grom ʔe bēu’gd.
Recientemente Andrew Byrd, lingüista de
la Universidad de Kentucky, grabó una lectura de la fábula que a su vez
difundió el sitio io9.
Se trata de un ejercicio científico, sí, pero también sumamente
imaginativo, fascinante en su atisbo a palabras que posiblemente se
pronunciaron en una de las primeras etapas de nuestra historia común,
cuando el género humano despertaba apenas a las posibilidades del
lenguaje. Al escucharlos es posible percibir cierta familiaridad, como
si los sonidos, aunque incomprensibles, fueran también vagamente
conocidos.
Fuente: PijamaSurf
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